Llámenme: ¡Lisensiado!

A horas intempestivas he recogido el título que me acredita como (redoble de tambores): Ingeniero en Informática de gestión. Es una sensación rara ir a la universidad sin tener que correr de un lado para otro para no llegar tarde a una práctica o hacerse a patita media uni para llegar a una clase impartida donde Cristo perdió el gorro. Cuando me ha preguntado la chica de la secretaría como me llamaba, a punto he estado de decir Daviz. Cosas de pasarse un fin de semana entre madrileños.
Mis dos buenas acciones del día han sido invitar a desayunar a Elisa y recogerle una bolsa que se le había caído a una señora mayor en el bus, por ese orden. Ya queda menos para que me gane mi par de alas.
No he podido resistir la tentación (estos del Fnac están destrozando mi economía) de comprar The ladies of Grace Adieu de Susanna Clarke, a sabiendas de que en unos días sale en España (y en castellano). Pero teniendo en cuenta que me ha costado 10 € y que la edición española no bajará de los 20, supongo que he hecho una buena compra.
Lo único negativo del día ha sido la muerte de los auriculares de mi Ipod. Ahora por el izquierdo se escucha bajito y por el derecho se escucha ruido, distorsión a tope, que parece que en vez de escuchar a, por ejemplo, Biffy Clyro, esté escuchando a Sonic Youth en el garaje de su casa.