Nuevo video de Taking Back Sunday

miércoles, noviembre 29, 2006

Un domingo cualquiera, Groucho Marx dijo...

domingo, noviembre 26, 2006

El secreto del éxito se encuentra en la sinceridad y la honestidad. Si eres capaz de simular eso, lo tienes hecho.

Magia

sábado, noviembre 25, 2006

Acabo de terminar de leer el mágico (nunca mejor dicho) libro de Christopher Priest, 'El prestigio'. Calificación: 4 estrellas y media.
¡¡Y están a punto de estrenar la peli!! Vaya reparto. Ésta película es un claro must-see del año.
Le preguntaré a la mula si sabe algo de ella.

La ruleta de la fortuna

jueves, noviembre 23, 2006

Ya me direis si la serie Padre de Familia no es una de las mejores series de humor que se han hecho en mucho tiempo...

I can no more (no es inglés, es chiquitistaní)

martes, noviembre 21, 2006

Visto en Microsiervos:


Vaya nivel, Maribel, de inglés que tenemos en España. Estos son unos carteles reales encontrados en un restaurante de la T4 de Madrid.

Gracias

domingo, noviembre 19, 2006

Como podéis ver más abajo, sorprendentemente, he superado la barrera de las 2000 visitas. Sólo se me ocurre deciros a quién habéis tenido la paciencia de leerme todo este tiempo que: Gracias, Obrigado, Merci, Thanks, Grazie, ...

De reformas

sábado, noviembre 18, 2006

Estreno del nuevo look del blog. Ha muerto "Muerte de la luz". Viva "Muerte de la luz 2.0".

Verdades como puños, ¿o no?

jueves, noviembre 16, 2006

Estas son algunas de las perlas del último libro de ese genio llamado Kurt Vonnegut (quién no haya leído Matadero 5 que vaya corriendo a su librería más cercana):

-Yo quería que todo pareciese tener sentido, para que todos fuéramos felices, sí, en lugar de sentirnos heridos. Así que inventé mentiras que me sentaran bien y de este mundo triste conseguí hacer un edén.
-No sé qué harán ustedes pero yo practico una religión desorganizada. Pertenezco a un impío desorden. Nos hacemos llamar "Nuestra señora del perpetuo asombro".
-La evolución es muy creativa. Por eso hay jirafas.
-Hemos venido al mundo para hacer el ganso. Que nadie les convenza de lo contrario.
-¿Creían que los árabes eran tontos? Ellos no dieron los números. Intenten hacer una división larga con números romanos.
-La vida no es forma de tratar a un animal.

Secreto (relato)

martes, noviembre 14, 2006

El cielo oscuro y la lluvia persistente acompañaron la ceremonia que se celebraba en el cementerio. Las gotas caídas del cielo se llevaron las lágrimas de viuda e hijos mientras un sacerdote de voz desgarrada entonaba su salmo. La ceremonia fue breve, cuando quisieron darse cuenta el sacerdote hacía una seña al sepulturero y éste comenzó a rellenar trabajosamente el foso de tierra y fango con la pala. Llegado el momento de dar el pésame a la viuda, los familiares y conocidos se fueron acercando en procesión a susurrar unas palabras a la desconsolada mujer, obteniendo un sucinto asentimiento en respuesta. Los últimos fueron Julian y Friedich. Cuando acabaron con el trámite se miraron incómodos, sin saber qué hacer ni qué decirse. Era así entre ellos dos, y quien descansaba a dos metros bajo tierra allí mismo, desde hacía más de treinta años. Durante unos minutos sólo habló la lluvia.

- Leí tu última novela –dijo Friedich con la mirada perdida -. Me gustó. Aunque si te soy sincero no entendí muy bien el final.

- Ni yo.

Ambos sonrieron. Caminaban de vuelta por el sendero bordeado de robles centenarios. Los aparcamientos estaban algo alejados.

- Y ahora mismo, ¿estás con algo nuevo?

Habían llegado a la carretera, los coches de los asistentes descansaban tras una valla metálica.

-Sí. Estoy escribiendo algo ligeramente autobiográfico –y tras una pausa-. Bueno, Julian, he de irme. Me alegro de verte.

Se estrecharon la mano con firmeza, como si nunca hubiesen sido amigos, y se despidieron.

Friedich se apresuró con su coche en llegar a casa, necesitaba beber un buen trago de escocés. Cuando abrió la puerta la oscuridad lo engulló. Desde que Martina lo abandonó, la casa había perdido su luz, su vida, poco a poco. En días como aquel le parecía un agujero negro. Mientras se servía el güisqui de importación recordó la conversación mantenida con su viejo amigo Julian. Y su mente rememoró un día de otoño de hace treinta y dos años, tan aciago como ahora, en el que Julian, Víctor (ahora muerto) y él mismo habían cometido un acto despreciable, que los marcaría para siempre y que tratarían de olvidar toda su vida. Se bebió el vaso de un solo trago pero mientras apuraba la copa abrió los ojos de par en par. "Autobiográfico", había dicho Julian, "ligeramente autobiográfico". Eso sólo significaba una cosa: el pecado que habían cometido hacía ya tanto tiempo, su secreto, iba a ser revelado. Iba a ser descrito con pelos y señales, y además, conociendo a su amigo, sin obviar los detalles más escabrosos. Eso no era posible, se decía, tengo que hacer algo. Y el eco de sus palabras desapareció en el agujero negro que era su casa.

El mismo cielo oscuro, la misma lluvia. Otro sacerdote, el anterior no había superado las penalidades del invierno, y el mismo cementerio. Distintos actores y un mismo guión, pensó Friedich. Mientras el ministro de Dios continuaba con su letanía a él se le cerraban los ojos. Insomnio. Pesadillas en las que aparecía Julian, o Víctor (o ambos) pálidos y lo miraban, sólo eso, pero de una forma que le helaba la sangre en las venas. Y al despertar, cuando veía su reflejo en el espejo de su cuartito de baño, lo golpeaba y se decía: te lo mereces, te lo mereces.

Cuando la tierra imperecedera comenzó a cubrir el foso, los presentes se dirigieron a manifestar su compadecimiento a la viuda. Friedich, nuevamente, fue el último. Malena, que así se llamaba la esposa de Julian, se secó las lágrimas de la cara como pudo y con voz temblorosa le dijo a Friedich:

- Por favor, Friedich, ¿puedes acompañarme? Me gustaría hablar contigo.

Mientras caminaban, Friedich recordó las veces que había tenido que evitar a aquella mujer cuando estudiaba las costumbres de Julian para saber cual era el mejor momento en que quedara solo en su casa. Habían sido largas horas de espera e incertidumbre, y no pasó una hora en que no se arrepintiese de lo que se disponía a hacer.

- Friedich, Julian… - a Malena le afectaba hablar de su marido en pasado- te apreciaba mucho. Siempre me recordaba lo buen amigos que erais vosotros tres. Por eso te quiero hacer una pregunta y te ruego que seas sincero.

La viuda le miró a los ojos y Friedich empalideció. En los ojos de ella, por un momento, se reflejó la sorpresa de Julian cuando vio a su amigo tras él con un martillo en la mano.

- He estado leyendo el último manuscrito que dejó Julian. Parecen unas memorias. Hay algo escrito en ellas que me ha desconcertado. Algo que pasó en su juventud.
Friedich intentó hablar pero una ligera sensación de asfixia se lo impidió.

- ¿Es verdad que Julian asesinó a un joven que había violado a la hermana de Víctor? En su escrito dice que os hizo jurar que no se lo contaríais a nadie.

Friedich le miró desconcertado. No, se dijo, no puede ser. Contempló sus manos como si nunca las hubiera visto, ahora las tenía doblemente manchadas de sangre. Julian se había dispuesto a salvarlo, a liberarlo, culpándose él mismo de algo en lo que habían intervenido tres, no uno sino tres estúpidos niñatos. Y ahora descansaba para siempre bajo la fría tierra.

Friedich se hincó de rodillas y se puso las manos en la cara, mientras la lluvia lo calaba de miedo y culpa, y deseó permanecer así para siempre.

La habitación (microrrelato)

miércoles, noviembre 08, 2006

La habitación es cálida. Es lo primero que percibes (si puedes) cuando entras por primera vez. Eso no es bueno. Ni malo. Una de las paredes está prácticamente cubierta por un poster gigantesco de Jim Morrison. Un icono de la música, y está muerto. Siento simpatía hacia él, quizás algún día lo conozca. Bajo el poster, un pequeño escritorio sostiene un portátil de formas aerodinámicas sepultado bajo un montón desordenado de cartas del banco antiguas, apuntes de la universidad y revistas pornográficas desgastadas por el tiempo. Aquí y allá descansan bolígrafos cercenados (sin capucha) o gastados, mirados por encima del hombro por un flamante rotulador Pilot que se reiría de sus desgraciados compañeros si pudiera. Si te diriges hacia la cama, y tienes la suerte de ser corpóreo, te encontrarás con varios obstáculos: el cable con la batería del portátil, una botella tamaño familiar de Cola medio vacía (o medio llena) y unos bongos que nadie toca. La cama, flanqueada por dos armarios de madera de cerezo, parece cómoda. Nunca podré comprobarlo.
Y lo más importante: el habitante actual (aparte de mí, naturalmente). Se pasa la mayor parte del tiempo sólo, no parece tener mucha suerte con las chicas. Y aunque odia admitirlo ante sus colegas, está profundamente preocupado por el cuidado de sus largos cabellos (greñas lo llamaría yo). Conserva un libro que le regaló una chica menuda hace tiempo desde que descubrió lo divertido que era lanzarlo y ver en que posición caía.
Pero he desistido de ahuyentarlo. Cada vez que me materializo ante él (algo que espantaba lo suficiente a los inquilinos anteriores, e incluso llegó en algún caso a provocar un amago de infarto), se piensa que soy el efecto secundario de alguna de las sospechosas sustancias que toma con frecuencia.
--Mooooola. -dice el estúpido.
No sé. Quizás después de trescientos años, haya llegado la hora de compartir piso.

TOOL

martes, noviembre 07, 2006

Tool son geniales. Y hacen los mejores videos. Para muestra, un botón (aunque éste es del anterior):

Cita célebre (e inquietante)




"Three can keep a secret if two of them are dead.", Ben Franklin.

Deftones (pronúnciese Déftouns)

viernes, noviembre 03, 2006

Otro gran disco que no os podeis perder, el último de los Deftones. Aquí va el single de presentación:

El día de todos los Santos

miércoles, noviembre 01, 2006

No se me ocurre mejor manera de celebrar este día festivo que con un video de My Chemical Romance. Por cierto, no os perdais el impresionante último disco de la banda: The Black Parade.