La voz del fuego

miércoles, enero 17, 2007

Gracias a Dios (pero que digo, si yo soy ateo!!) todavía quedan en el panorama de las letras internacional dos contadores de historias. Uno de ellos es Neil Gaiman; el otro es su maestro, Alan Moore, el autor de La voz del fuego. No puedo evitar imaginármelos a los dos en los albores de la raza humana, relatando alrededor de un fuego una historia sobre mamuts fantasma o dioses encarnados en venados de impresionantes cornamentas a una audiencia aterrorizada.
La voz del fuego es la historia de una ciudad: Northampton. La novela está estructurada en forma de relatos que van avanzando desde los primeros asentamientos hasta la época actual. Uno de los grandes aciertos del autor es el uso de una primera persona adecuada totalmente a cada relato; de modo que el primer cuento (cuyo protagonista es un proto-humano) puede parecer ilegible a primera vista. El peligro que entraña una novela estructurada en relatos es que el nivel suele ser irregular, pero éste no es el caso, todas las historias son excelentes. Aparte de una serie de nexos en común, los relatos comparten temática: la magia, el sexo, la importancia del entorno en la persona, ...
La novela es claramente fantástica, alejada de la autocomplaciente falta de originalidad del realismo; porque no lo olvidéis: la narrativa fue, es y será un vehículo para contar historias, eso y sólo eso, le pese a quien le pese.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Que fuerte te ha dado últimamente con el tal Neil Gaiman. Por cierto, ¿te has fijado en lo que da de resultado si escribes su apellido con "y" en vez de "i" y separas las dos sílabas...? Mucha coincidencia para no ser un apellido con doble sentido ¿verdad? ¡¡JA JA!!

PS: la próxima vez que vayas a Alicante a la FNAC, a ver si avisas, coño, que yo siempre te lo digo cuando voy.